De Madrid al cielo pasando por el infierno
No es cosa de cobardes ni de valientes,
si no de enajenados.
Un grito desesperado en el silencio de las zancadas.
No hay carga de glucógeno que aliente el desaliento.
Cibeles y Neptuno sonríen desde la quietud.
Futuro de escaleras imposibles y noches de calambres.
Detrás de los keniatas van los esclavos hambrientos.
Marea de muertos vivientes colgando del muro eterno.
Las fascias protestan en cada paso y la espalda tiesa te atraviesa.
Soldados agonizantes sin capitán ni general.
Duelo y hedor,
herramientas flácidas de obreros sin resuello.
No busques atrás lo desandado,
mira el futuro de dolor y gloria.
Agua desparramada junto a coros de ánimo,
sombras de una batalla enajenada.
A la sombra de las Meninas la gloria cuelga del cuello.
De Madrid al cielo, pasando por el infierno.
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