martes, 28 de enero de 2014

Infancia

Cada día que me alejo de la infancia
siento más frío y soledad.
Se distancia de mi
sin pudor ni resquemor.
Y aquí me quedo yo
avanzando por el pasillo
de la vida y de la edad
con prisa y sin piedad.

Quiero volver a ella
sentir sus olores y colores
a sus juegos y sus risas,
a su inocencia y a su amor.

La infancia es la patria,
es el verano de la vida
el refugio del sufrimiento
la cama del viajero
el agua del sediento
el verso del amor.

Cuando llega el otoño
la añoro con melancolía
cuando llega el invierno
la lloro en soledad.
Daría mi oro y mi plata
por regresar a ella,
refugiarme en su calor,
volver a descubrir el mundo
antes de que se volviera hostil.

No quiero llegar a la vejez
sin recordar tal y como fue,
sé que se marchó y que no volvió
pero no puedo dejar de pensar en ella
como quien amó y al final perdió.