martes, 6 de agosto de 2013

Presentación de El secreto de Debod

¿Por qué una novela romántica?
Desde hace algún tiempo deseaba escribir una historia romántica, desde el principio tenía claro que debía ser una complicada. Reconozco que comencé a construirla a partir de la película Casablanca. De ahí surge la idea de un reencuentro de dos viejos amores que cuya situación ha sufrido un gran cambio. Además tenía que existir ése pasado al igual que ocurre en Casablanca, a partir de ahí me interesaba trabajar sobre la mente de la mujer, ese tipo de mujer que en unos pocos años se ha convertido en esposa y madre, que ha renunciado a parte de sus sueños por el bien de su familia. ¿Qué cosas pasarían por su cabeza a la hora de ese reencuentro? ¿Cómo reaccionaría ante el reencuentro, la daría importancia o no sería más que un hecho del pasado?

¿Por qué el templo de Debod?
Buscaba un lugar destacable para el final de la novela, necesitaba un lugar de Madrid que destacara, no se me ocurrió ninguno mejor que el Templo de Debod, un lugar muy especial y que parece fuera de contexto en una ciudad como Madrid, en mi opinión resumen a la perfección a la pareja protagonista.

¿Qué le ha parecido escribir una novela de este género?
He disfrutado mucho, me ha permitido crear una pareja de la nada, tuve la opción hasta de elegir cuál sería su canción favorita. Ha sido realmente divertido, durante unos meses he vivido una doble vida, que creo que es lo más apasionante de escribir. No descarto más adelante volver sobre este género, tiene muchas posibilidades.

¿Se puede escribir una novela de zombis y otra romántica en poco más de un año?
Claro que sí, el hecho es que lo he hecho. Escribiendo soy el mismo que leyendo, leo de todo sin importarme el género, a la hora de escribir me pasa lo mismo. No elijo el género que quiero escribir, la historia me atrapa a mí y yo me limito a escribirla.

¿A qué tipo de lector recomendaría EL SECRETO DE DEBOD?
A todo tipo de lectores, es una novela romántica, pero no sólo eso, habla de una época, de una edad, de los sueños y frustraciones del ser humano, y ahí estamos todos más pronto que tarde.

¿Algún proyecto futuro?
Claro, ya estoy escribiendo alguna cosilla… pero tiempo al tiempo.


miércoles, 24 de julio de 2013

El secreto de Debod

Como anticipo a la publicación de mi próxima novela; aquí tenéis el prologo de la misma.



PRÓLOGO
               Desemboqué mi paseo vespertino como tantas otras veces junto al templo de Debod. Un conjunto arquitectónico que siempre me ha llamado la atención. Y no será por su belleza plástica, ya que no se trata más que de un templo egipcio menor. Tal vez sea por la irrealidad y el exotismo que traslada encontrárselo en mitad de una gran ciudad, a escasa distancia por ejemplo de la plaza de España.
               Lleva en su situación actual varias décadas, a pesar de eso las guías turísticas no lo mencionan más que de pasada. Llegó tras múltiples negociaciones entre el gobierno egipcio y el español, entre otros muchos más gobiernos implicados. Procede de Debod, una localidad egipcia sucumbida por la ampliación de la presa de Asuán. A causa de ésta el templo iba a quedar de igual manera sumergido bajo el agua, así que el gobierno egipcio decidió regalárselo a alguno de los diferentes países que ofrecieron ayuda económica para la construcción de la ya citada presa. En unos juegos diplomáticos más que dudosos y bastante polémicos, el templo finalmente se trasladó a España.
               Desde entonces y gracias a la falta de interés cultural que han demostrado los gobernantes de distintos signos que han pasado por el municipio, el templo ha sufrido todo tipo de daños y escasa conservación. Aun con todo esto se erige majestuoso sobre su leve altar castizo.
               Tal y como me gusta hacer me senté a contemplarlo en silencio mientras el atardecer se desplomaba sobre nosotros en uno de los bancos que lo rodean. Era otoño, las nubes amenazaban con descargar lluvia. Apenas un grupo de turistas japoneses y una pareja me acompañaban mientras me preguntaba qué clase de secretos conocerá un edificio de tal antigüedad. Cuántas historias habrá visto y oído mientras permanece en silencio. De qué manera observará un entorno tan extraño y hostil para él, donde ninguno de sus creadores queda ya ni siquiera cerca. Con quietud ha sobrevivido a cientos de generaciones de humanos que en ocasiones le admiraban, en otras le adoraban y en otras le ignoran como se hace con el molesto vecino de al lado.
               Con la llegada de las primeras gotas de lluvia el grupo de turistas orientales buscó rápido refugio en el autobús que les servía de ayuda para conocer los diferentes rincones de la capital. Cuando me preparaba para hacer lo propio, observé que la pareja continuaba en la misma posición que minutos atrás, no se habían movido ni un centímetro, se mantenían juntos y mirándose a los ojos.
               Parecían una pareja de enamorados, pero su edad no encajaba, eran de mediana edad, un tiempo en el que la rutina y los quehaceres diarios maltratan los sentimientos románticos.
               Dudé por un momento si permanecer yo también en el lugar, su visión me atormentaba al tiempo que me reconfortaba. Sin embargo la lluvia iba en aumento por lo que no me quedó más opción que huir al no ir provisto de un paraguas. Según me alejaba de la escena pude ver que ellos seguían allí, inmóviles, en sus caras se reflejaba rigidez, aunque no parecían estar discutiendo, asemejaba otra cosa, aunque no me atrevería a aventurarme  de qué se trataba. O tal vez sí.

               Su imagen me acompañó aquella tarde, me preguntaba cuánto habrían aguantado bajo el agua cero y sobre todo el motivo por el que no parecían haberse siquiera  enterado de él. Desde ese día, cada vez que mis pasos me llevan hasta el Templo de Debod, no puedo evitar recordarles allí inmóviles, mirándose fijamente, hablando casi en susurros. Y por supuesto el templo mirándoles como lo hacía yo, aunque por suerte para él, sin necesidad de refugiarse de la lluvia, pudiendo compartir con ellos su secreto.

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domingo, 12 de mayo de 2013

Esclavos de los dioses

Esclavos de los dioses es mi cuarta novela. Aunque la idea rondaba desde hacía décadas, concretamente desde que leí las Crónicas Marcianas. Fue una novela que me marcó de manera muy profunda, además de generarme infinidad de ideas, una de ellas es el germen de ésta. En aquellos tiempos no era más que un adolescente, pero la idea quedó ahí pendiente de que llegara el momento, y ése momento es ahora.

Puede que haya lectores que entiendan que dejo ideas a lo largo de sus páginas sin desarrollar, lamento si esto molesta, pero era una de mis intenciones al escribir. Siempre me ha parecido que las grandes obras de la ciencia ficción como la ya citada, no se pierden explicándolo todo, sino que dan un margen al lector para que vaya más allá, de uno de esos márgenes surge ésta, así que pretendo ser fiel a esa idea y no explicarlo absolutamente todo, cada uno que lea y entienda lo que quiera.

Como con todas mis obras anteriores he disfrutado mucho escribiéndola, pero ésta en particular me ha permitido viajar a otra época, a mi infancia tardía y al principio de mi adolescencia. Una época para mí especial en el que la ciencia ficción se convertía en casi la única realidad.

Desde hoy es vuestra, mis lectores.

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viernes, 22 de marzo de 2013

MORGELLONS TOWN

Se podría decir que existen las personas que creen en las casualidades y las que creen en las causalidades. No sabría en cual de ellas estaría yo, pero lo que sí sé es que Morgellons Town nace fruto de la casualidad.
                Porque casualidad es sintonizar un programa radiofónico nocturno en una noche de insomnio que comente noticias acerca del síndrome de morgellons. Casualidad disfrazada de inspiración es que al hilo de dichas informaciones y con muchas horas de noche por delante se diseñe una historia con el trasfondo de dicha enfermedad. Y casualidad es que pocos días después en una revista me encuentre una información acerca del mismo síndrome que me ayuda a completar la historia diseñada algunas noches antes.
                De tal manera que la casualidad tiene que impregnar la historia de Morgellons Town. La casualidad o causalidad, eso que lo decida cada lector.
                La historia se desarrolla casi por completo en una pequeña localidad de Nuevo Méjico. Esto es así básicamente porque la historia lo requiere y porque la sempiterna presencia en la zona de Rooswell puede añadir argumentos a la historia. O no. Nunca se sabe. De paso me servía para recrear escenarios habituales de las películas de terror de serie B de los años ochenta.
                Reconozco sin pudor que el padre e hijo protagonistas de la historia están inspirados en los personajes de LA CARRETERA, posiblemente la novela que más me ha marcado en los últimos años. Del resto destacaría al ex agente de la CIA, de quien creo que da para una novela propia. Quién sabe.
                Sobre el final que obviamente no voy a desvelar, sólo diré que me encanta escribir finales felices, lo siento, aunque como lector los odio, a la hora de escribir me encariño en exceso con los personajes y me cuesta hacerles sufrir más de lo necesario, aunque soy consciente de que en algún momento tendré que cambiar la dinámica. No sé si esta ocasión es la buena o no. Tendrán que leerla para descubrirlo. Sólo diré que el culpable de este desenlace es mi perro. Ya que llegado el momento de resolver la historia decidí salir a pasear con él una fría noche de invierno, y por circunstancias de la vida dicho paseo, me hizo visualizar el final contrario al que tenía diseñado, me encandiló de tal manera ésta nueva opción que es el que aparece finalmente escrito.
                Por último he de reconocer que esta novela es la que menos me ha costado escribir hasta ahora, si Stephen King dice que las historias están escondidas y los escritores únicamente las encontramos, puedo aseverar que ésta salió de su escondite por si sola.
                Ojalá los lectores disfruten con ella tanto como lo hice yo escribiéndola.Comprar