Eres el calor de un
fuego eterno
en una gélida tarde
de invierno.
El café del domingo
por la mañana
y el abrazo sordo en
la madrugada.
Tus besos son la
paella frente al mar
y el vaso de agua
después de amar.
Tu mirada es un
regalo de los dioses
y mi alma cruje
cuando toses.
Tu voz es un eco
imposible en la noche
y la compañía
perfecta para viajar en coche.
Que me faltes mañana
es mi temor,
porque sin ti no soy yo, mi amor.
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